Aleya de la invitación

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La aleya de la invitación es el versículo 125 de la Sura al-Nahl en el cual Dios enseña al Profeta del Islam (PBD) las formas de predicar el Islam e invitar a las personas hacia Dios. Basado en este versículo, Dios ordena al Profeta (PBD) que invite a la gente al Islam a través de la sabiduría, la buena exhortación y el mejor argumento.
Los exégetas han considerado que “la sabiduría” en este versículo se refiere a pruebas y argumentos razonables, que elimina las dudas de los corazones de las personas y despierta las mentes dormidas. Según ellos, la buena exhortación, en este versículo se trata sobre las emociones humanas que anima a las personas a dejar la fealdad y hacer buenas obras. Ellos consideran que el mejor argumento en esta aleya se refiere a debates razonables para convencer a aquellos cuyas mentes están llenas de cuestiones falsas, utilizando los principios aceptados por la persona.
Según el versículo de la invitación, el deber del Profeta (PBD) es la invitación basada en los tres métodos mencionados y el resultado de que quién acepte, será guiado y quién no crea dependerá de la voluntad de Dios.

Texto y traducción de la Aleya

La aleya 125 de la Sura al-Nahl se conoce como la aleya de la invitación. El texto del versículo es el siguiente:

Puntos generales

El versículo 125 de la Sura al-Nahl, junto con los últimos versículos de la Sura al-Nahl, es un conjunto de instrucciones morales que tratan sobre cómo comportarse con los oponentes. [1] Makarem Shirazi considera estas órdenes como los principios y métodos tácticos de la lucha del Islam contra los oponentes y cree que estos principios pueden usarse en todo momento y lugar. Según él, en este conjunto de instrucciones se mencionan puntos generales acerca de cómo podemos invitar a otras personas a la religión del Islam. [2]
En el versículo 125 de la Sura al-Nahl, Dios enseña a Su profeta los métodos del discurso lógico y constructivo [3] y le pide que invite a las personas al camino de Dios a través de la sabiduría, la buena predicación y un buen debate. [4] Al-lame Tabatabai considera que el Profeta (PBD) es responsable de transmitir el mensaje de Dios a través de estas tres formas de hablar. [5] Sadeqi Tehrani también cree que estos tres métodos son los pilares de la conversación con la gente, y que el argumento se utiliza para convencer a personas arrogantes y testarudas, sin embargo, para las personas con una naturaleza sana y pura, sólo se necesita sabiduría y predicación. [6]
Según Mohammad Yawad Muqniyeh, la razón por la que éstos tres métodos de invitar a la verdad se mencionan en este versículo es que la predicación de la religión debe estar lejos de cualquier duda, y el predicador no debe considerarlo como un medio para fortalecer su propia posición entre la gente. [7]
Los exégetas han considerado que la última parte del versículo indica que el deber del Profeta (PBD) es sólo transmitir el mensaje; Pero sólo Dios sabe quién es guiado o quién toma el camino de la incredulidad y la ingratitud. [8]

Los tres principios de la predicación de la religión

En el versículo 125 de la Sura al-Nahl, se mencionan tres principios para invitar a la gente hacia Dios, a saber, la sabiduría, la buena exhortación y el buen argumento. [9] Morteza Motahari respecto a este versículo sobre la razón de la exclusividad de llamar a las personas a los tres caminos, dice que algunas personas siguen la sabiduría y el razonamiento, por lo tanto, se debe acercar a ellas a través de la sabiduría y la razón. Algunas personas son ignorantes y necesitan que alguien les exhorte. Algunas personas se comportan con terquedad, por lo tanto, conviene discutir con ellos mediante buenos argumentos. [10] Al-lame Tabatabai considera que estos tres principios son los mismos tres famosos métodos de la lógica que se conocen como argumento, discurso y debate. [11]

La sabiduría

Según Sheij Tabarsi, la sabiduría en el versículo de la invitación se refiere a las enseñanzas del Corán. [12] Según Al-lame Tabatabai, la sabiduría es un argumento lógico que no deja dudas ni ambigüedades para el destinatario. [13] Algunos exégetas también han considerado la sabiduría como ciencia y conocimiento que evitará la corrupción y la desviación, despertará las mentes dormidas y separará el bien del mal. [14]

La exhortación

La segunda forma de invitar a Dios, basandose en el versículo de la invitación, es el uso de la exhortación, que se trata de las emociones humanas, [15] y de la gentileza y la bondad con las personas. [16] Se ha considerado que la exhortación anima a las personas a dejar la fealdad y hacer buenas obras; De tal manera que el pecado les parece desagradable ante sus ojos y las buenas obras les resultan placenteras. Según Tabarsi, un buen predicador ablanda los corazones de las personas y planta en sus corazones las semillas de la humildad. [17] Muqniyeh también dice a este respecto, que uno debe comportarse con los malhechores de tal manera que involuntariamente se sientan culpables y arrepentidos. [18] Según Makarem Shirazi, la exhortación es eficaz a condición de que no sea acompañada con la violencia, la búsqueda de la superioridad, y la humillación a la otra parte y no debe estimular su sentido de terquedad. Si estas condiciones no se cumplen, la posibilidad de tener el efecto contrario es muy alta. [19]

El buen argumento

Según el versículo de la invitación, la tercera forma de invitar a las personas hacia Dios, es el buen argumento. Este método se ha considerado especial para aquellos cuyas mentes están llenas de cuestiones equivocadas y deben aclararse mediante el debate para que estén preparados para aceptar la verdad. Sin embargo, el uso de este método debe ser sin insultos, humillaciones ni contradicciones. [20] Al-lame Tabatabai, citando una narración del Imam Sadiq (P), dice que el significado del buen argumento es un debate según el Corán, [21] que pueda convencer a la otra parte basándose en los principios que él mismo acepte. [22]

Referencias

  1. Mudarresi, Min Hoda al-Qur’an, 1419 H, vol. 6, pág. 154; Makarem Shirazi, Tafsir Nemune, 1371. Vol. 11, pág. 455; Fadlullah, Min Wahi Al-Qur’an, 1419 H, vol. 13, pág. 321
  2. Makarem Shirazi, Tafsir Nemune, 1371. Vol. 11, pág. 455
  3. Rezaei Esfahani, Tafsir Qur’an Mehr, 1387, vol.11, p.356.
  4. Tabarsi, Mayma’al Bayan, 1372, vol.6, p.605.
  5. Tabatabai, Al-Mizan, 1390 H, vol.12, p.371.
  6. Sadeqi Tehrani, Furqan, 1406 H, vol.16, p.533.
  7. Muqniyeh, Al-Kashif, 1424 H, vol.4, p.564.
  8. Makarem Shirazi, Tafsir Nemune, 1371. Vol. 11, pág. 455; Muqniyeh, Al-Kashif, 1424 H, vol.4, p.564.
  9. Tabatabai, Al-Mizan, 1390 H, vol. 12, págs. 371-374.
  10. Motahari, Ashnai ba Qur’an, 1389, vol.5, p.72.
  11. Tabatabai, Al-Mizan, 1390 H, vol. 12, págs. 371-374.
  12. Tabarsi, Mayma’ al-Bayan, 1372, vol.6, p.605.
  13. Tabatabai, Al-Mizan, 1390 H, vol.12, p.371.
  14. Makarem Shirazi, Tafsir Nemune, 1371, vol. 11, pág. 455; Muqniyeh, Al-Kashif, 1424 H, vol.4, pág. 564.
  15. Makarem Shirazi, Tafsir Nemune, 1371, vol. 11, pág.455
  16. Tabatabai, Al-Mizan, 1390 H, vol 12, págs. 371-372
  17. Tabarsi, Mayma’ al-Bayan, 1372, vol.6, p.605.
  18. Muqniyeh, Al-Kashif, 1424 H, vol.4, p.564-564.
  19. Makarem Shirazi, Tafsir Nemune, 1371, vol. 11, pág. 456
  20. Makarem Shirazi, Tafsir Nemune, 1371, vol. 11, págs. 456-457
  21. Tabatabai, Al-Mizan, 1390 H, vol. 12, págs. 373 y 377.
  22. Tabatabai, Al-Mizan, 1391 H, vol.12, p.372

Bibliografía

  • Fazlullah, Mohammad Husain, Min Wahi Al-Qur'an, Beirut, Dar al-Malak, 1419 H.
  • Makarem Shirazi, Naser, Tafsir Nemune, 32ª edición, Teherán: Dar al-Kutub al-Islamiya, 1371 s.
  • Motahari, Morteza, Ashnai ba Qur’an, Teherán, Sadra, 1389 s.
  • Mudarresi, Mohammad Taqi, Min Hoda al-Qur'an, Teherán, Dar Mohibi Al-Husain, 1419 H.
  • Muqniyeh, Mohammad Yawad, Al-Kashif fi Tafsir al-Qur'an, Teherán, Dar al-Kitab al-Islami, 1424 H.
  • Rezaei Esfahani, Mohammad Ali, Tafsir Qur'an Mehr, Qom, 1387.
  • Sadeqi Tehrani, Mohammad, Al-Furqan fi Tafsir al-Qur'an, Qom, 1406 H.
  • Tabarsi, Fazl Ibn Hassan, Mayma’ al-Bayan fi Tafsir al-Qur'an, Teherán, Naser Josro, 1372 s.
  • Tabatabai, Sayyed Mohammad Husain, Al-Mizan fi Tafsir al-Qur'an, Beirut, Fundación Al-Alami para Publicaciones, segunda edición, 1390 H.