Guerras del Profeta Muhammad (PBD)
Las Guerras del Profeta Muhammad (PBD) son una serie de batallas que tuvieron lugar tras la emigración del Profeta (PBD) a Medina, con el objetivo de preservar la comunidad islámica y establecer un gobierno basado en los principios islámicos. Según los historiadores, estas guerras surgieron como respuesta a la violación de acuerdos por parte de los politeístas y a sus acciones militares.
En los textos históricos del Islam, las guerras en las que participó el Profeta (PBD) Muhammad (PBD) se denominan Qazwa (غزوه), mientras que aquellas en las que no estuvo presente se conocen como Saria (سریه). Según los registros históricos, se han documentado aproximadamente 80 batallas en las que el Profeta (PBD) estuvo involucrado en persona; de estas, cerca de 30 resultaron en enfrentamientos militares, y solo cinco se consideran conflictos de gran magnitud. Se estima que el número total de personas fallecidas, tanto musulmanes como no musulmanes, en todas las guerras del Profeta (PBD) oscila entre 900 y 1,600.
Según los exégetas, con la revelación del versículo 39 de la Sura Al-Hayy y el versículo 190 de la Sura Al-Baqara, los musulmanes recibieron la orden de luchar por primera vez. El Corán señala que Dios solía ayudar a los musulmanes en las batallas mediante la intervención de ángeles, infundiendo temor en los corazones de sus enemigos y otorgando paz a los creyentes.
Durante las guerras, el Profeta (PBD) se adhería a ciertos principios militares y códigos morales y tomaba personalmente el liderazgo en las batallas decisivas. Respetaba los derechos de las personas en el conflicto y advertía contra el asesinato de mujeres, niños y ancianos. Consultar con sus Compañeros, evitar matanzas indiscriminadas y designar un sucesor en Medina son otras prácticas que caracterizaban su enfoque en la guerra.
El Profeta (PBD) empleaba diversas tácticas en la gestión de las guerras, incluyendo estrategias de engaño y guerra psicológica. Él organizaba a sus tropas en cinco secciones: la base, el centro, el ala derecha, el ala izquierda y el apoyo. Ningún musulmán fue obligado a participar en las guerras, y se evitaba la inclusión de personas discapacitadas y menores de edad.
Además, algunas mujeres, como la señora Fátima al-Zahra (P), Umm Ayman, Umm Attiye y Umm Amara, participaron activamente en el apoyo de algunas guerras. Ellas se encargaron de cuidar a los heridos, servirle agua a los guerreros, preparar alimentos y recoger y almacenar flechas.
Los primeros ejercicios militares
Tras establecerse en Medina, el Profeta (PBD) organizó las unidades militares de los musulmanes y llevó a cabo las primeras operaciones militares, las cuales, en su mayoría, se consideraban ejercicios de entrenamiento, dado que no se produjo ningún enfrentamiento con el enemigo en ninguna de estas acciones. Por ejemplo, en el octavo mes de la Hégira, un grupo de treinta hombres, liderado por Hamza Ibn Abd al-Muttalib, persiguió una caravana de los Quraysh en su trayecto de regreso a La Meca. Estas maniobras militares, que deberían denominarse ejercicios, representaban una demostración de fuerza más que un conflicto bélico real. Su propósito era amenazar la línea comercial de los Quraysh, considerados el principal adversario del Islam y de los musulmanes, y servir como advertencia para disuadir cualquier intento de ataque contra Medina.[1]
Los objetivos de guerra del Profeta (PBD)
"Las Guerras del Profeta (PBD) contra los incrédulos, judíos y romanos se llevaron a cabo con el propósito de difundir la religión islámica y establecer un gobierno islámico.[2] Entre los objetivos del Profeta (PBD) en estas guerras también se encontraban contrarrestar la agresión de los politeístas y desmantelar sus conspiraciones contra los musulmanes.[3] Por lo tanto, antes de iniciar cualquier conflicto, el Profeta (PBD) invitaba a sus enemigos a aceptar el Islam, y la guerra solo comenzaba si rechazaban dicha invitación.[4] Se ha señalado que, al considerar los objetivos del Profeta (PBD) en las guerras, en la literatura religiosa se prefiere el uso de la expresión "Yihad en el camino de Dios" en lugar de la palabra "guerra" para referirse a sus batallas.[5] Según algunos investigadores, durante los conflictos, el Profeta (PBD) explicaba las causas, objetivos y principios de la guerra a su ejército islámico, formando así una poderosa organización militar."[6]
Es importante destacar que la mayoría de los orientalistas han intentado vincular las guerras del Profeta (PBD) con fines materiales, buscando obtener dominio político y económico.[7] Sin embargo, su perspectiva sobre los objetivos de estas guerras varía, mencionando motivos como la obtención de botín y sustento, así como ambiciones y deseos de venganza contra los oponentes.[8] Algunos investigadores consideran que tales afirmaciones son incorrectas y sostienen que los documentos históricos las desmienten.[9] Además, otros orientalistas argumentan que el Profeta (PBD) evitaba la guerra en la medida de lo posible, iniciándola únicamente en situaciones de necesidad para defender el Islam y a la comunidad musulmana.[10]
Qazwa y Saria
En los libros de la historia del Islam, las guerras del Profeta (PBD) se clasifican en dos categorías: Qazwa y Saria:[11] Qazwa se refiere a las guerras en las que el Profeta (PBD) participó personalmente, mientras que Saria designa aquellas batallas en las que el Profeta (PBD) no estuvo presente, pero envió un grupo a una región bajo el mando de unos comandantes.[12] Algunos investigadores sostienen que la definición de Qazwa y Saria no es del todo precisa; en su opinión, Qazwa se refiere a las guerras del Profeta (PBD) que se llevaron a cabo de manera abierta, con un gran número de guerreros y una organización estructurada, mientras que las guerras del Profeta (PBD) que se realizaron en secreto, con un número reducido de combatientes y sin una organización formal, se conocen como Saria.[13] Estas dos definiciones no son tan divergentes, ya que el Profeta (PBD) no participó en operaciones que involucraran a un número limitado de personas ni en aquellas cuyo objetivo era identificar o causar daños parciales al enemigo.[14]
Estadísticas
En los informes históricos, se ha documentado que durante la época del Profeta (PBD) ocurrieron aproximadamente 80 batallas.[15] Según una narración del Imam Hadi (P), el número total de guerras del Profeta (PBD) fue de 82.[16] De estas guerras, alrededor de 30 resultaron en conflictos militares, mientras que el resto transcurrió sin enfrentamientos.[17] Además, de las guerras que llevaron a conflictos militares, solo cinco fueron significativas y culminaron en intensos enfrentamientos.[18] Los historiadores, basándose en diversas fuentes históricas, han estimado que el número total de caídos, tanto musulmanes como no musulmanes, en todas las guerras del Profeta (PBD) oscila entre 900 y 1,600 personas[19], de las cuales 317 fueron mártires musulmanes.[20]
En el Corán
Algunas de las guerras del Profeta (PBD) se han mencionado en diversas suras del Corán, tales como Baqara, Ale-Imran, Nisa, Ma’ida, Anfal, Tawba, Ahzab, Fath, Hashr, Saff y Adiyat.[21] No obstante, solo los nombres de las tres batallas de Badr,[22] Jandaq[23] y Hunain[24] se han mencionado de manera explícita en el Corán.[25] Según el Sheij Tusi, el versículo 39 de la Sura al-Hayy marcó la primera orden a los musulmanes para luchar.[26] Sin embargo, según 'Al-lame Tabataba'i, autor de Tafsir al-Mizan, esta orden se emitió con la revelación del versículo 190 de la Sura Al-Baqara.[27]
Ayuda invisible
Según el Corán, en algunas guerras, Dios asistió al Profeta (PBD) con ayuda invisible: Los versículos 9 al 11 de la Sura Anfal indican que Dios apoyó al ejército del Islam con un grupo de ángeles durante la Batalla de Badr, infundiendo miedo en los corazones de los enemigos. Además, por un breve período, permitió que los musulmanes experimentaran un sueño ligero y reparador, lo que contribuyó a calmar sus almas y facilitar su victoria.[28] Se ha narrado que en la batalla de Badr, los ángeles descendieron para asistir al Profeta (PBD) y a los musulmanes; este hecho ha sido mencionado en la Sura Ale-Imran y la Sura Anfal. La presencia de los ángeles tuvo como objetivo fortalecer la moral de los musulmanes y sembrar el terror en los corazones de los incrédulos. Beihaqi relata que el Imam 'Alí (P) comentó:
- "Durante la batalla de Badr, antes de que comenzara el combate, estaba sacando agua de un pozo cuando un viento muy fuerte sopló tres veces, de una manera que nunca antes había presenciado. El primero fue Gabriel, quien descendió con 1000 ángeles hacia el Mensajero de Dios (PBD); el segundo fue Miguel, que descendió con 1000 ángeles en el ala derecha; y el tercero fue Rafael, quien descendió con 1000 ángeles en el ala izquierda del ejército del Profeta (PBD)."[29]
Según el versículo 151 de la Sura Ale-Imran, cuando los politeístas aprovecharon el error de un grupo de musulmanes en la batalla de Uhud y lograron una victoria, tuvieron la oportunidad de erradicar el Islam atacando Medina. Sin embargo, se abstuvieron de hacerlo debido al temor que Dios había infundido en sus corazones, lo que les llevó a regresar a La Meca.[30]
En el versículo 9 de la Sura Al-Ahzab, se menciona que durante la Batalla de Ahzab, los politeístas de La Meca y las tribus circundantes se unieron con el objetivo de asesinar al Profeta (PBD) y destruir el Islam mediante un ataque a Medina. No obstante, Dios envió un ejército invisible, junto con viento y tormenta, para asistir a los musulmanes.[31]
Según el versículo 26 de la Sura Al-Tawba, en la batalla de Hunain, un grupo de tropas islámicas, debido a su arrogancia, experimentó una derrota inicial ante los politeístas. Sin embargo, Dios envió paz y tranquilidad a los corazones de los creyentes, lo que les permitió prepararse nuevamente para la batalla y finalmente ganar la guerra.[32]
¿Las guerras del Profeta (PBD) fueron defensivas u ofensivas?
Según algunos eruditos musulmanes, el Profeta (PBD) nunca fue el iniciador de ninguna guerra, y todas las contiendas se llevaron a cabo como respuesta a la violación de los acuerdos por parte de los politeístas o a causa de sus ataques militares.[33] Además, según Misbah Yazdi, ciertas guerras son ejemplos de defensa, ya que, al igual que es obligatorio proteger la vida y la tierra de los musulmanes, también es imperativo salvaguardar las leyes de Dios.[34]
Conducta del Profeta (PBD) en las guerras
El Profeta (PBD) observaba la adherencia a ciertos principios militares y códigos morales en el contexto de la guerra.[35] Se preocupaba profundamente por la disciplina militar y no permitía que nadie abandonara su misión.[36] El Profeta (PBD) asumía personalmente el mando en batallas cruciales y decisivas, como Badr, Uhud y Jandaq.[37] Según se menciona en Nahy al-Balaga, el Profeta (PBD) se encontraba en la primera línea de combate, y los musulmanes buscaban refugio en él durante las adversidades de la guerra.[38] El Profeta (PBD) otorgaba gran importancia a la obtención de información sobre el enemigo[39] y enviaba espías al ejército adversario para descubrir sus secretos.[40] Entre los diversos métodos del Profeta (PBD) en la guerra, se destacan los siguientes puntos:
- El respeto por los derechos de las personas: según algunos investigadores, el Profeta (PBD) se esforzaba por minimizar las pérdidas de vidas y propiedades durante los conflictos.[41] Prohibió la mutilación de los cuerpos de los enemigos, la tala de árboles y el asesinato de mujeres, niños y ancianos en el contexto bélico.[42] A pesar de que mujeres y niños también participaron en la guerra contra los musulmanes, él ordenó que se les protegiera en la medida de lo posible.[43] Según algunos investigadores, por primera vez en la historia, se establecieron regulaciones relacionadas con prisioneros y civiles en el marco del Islam.[44]
- Diplomacía activa en la guerra: Para lograr un mayor éxito, el Profeta (PBD) no solo se enfocaba en la guerra, sino que también prestaba atención a la diplomacía activa. En este sentido, se establecieron acuerdos políticos con tribus neutrales para evitar que se unieran a los principales enemigos, utilizando su influencia en beneficio de los musulmanes.[45] El Profeta (PBD) optó por hacer las paces en aquellos casos en los que consideró que la negociación y la paz con el enemigo eran coherentes con sus objetivos, mientras que en otros casos, se negó a entablar negociaciones.[46]
- Formar un consejo de guerra:[47] El Profeta (PBD) creó un consejo de guerra para el combate, tanto dentro como fuera de la ciudad, durante la guerra de Uhud[48]. Además, consultó a sus compañeros en la guerra de Ahzab sobre la estrategia de cavar una zanja.[49]
- Designar un sucesor en Medina: El Profeta (PBD) siempre nombraba a un sucesor en Medina cada vez que salía de la ciudad, independientemente de la guerra en la que estuviera involucrado.[50]
- Perdón y amnistía: Durante la conquista de La Meca, el Profeta (PBD) otorgó amnistía a los líderes de Quraysh, a pesar de que ellos habían sido responsables de expulsarlo de su tierra natal y de la muerte de sus familiares y compañeros.[51]
- Evitar asesinatos en masa: El Profeta (PBD) prohibió envenenar las fuentes de agua de las ciudades.[52]
Participantes en la guerra
El Profeta (PBD) no obligaba a nadie a unirse al ejército[53]. Aunque adquiría armas de aquellos que no eran musulmanes, no aceptaba su asistencia en las guerras[54]. Se ha mencionado que la edad mínima para que los musulmanes participaran en la guerra era de quince años[55], y el Profeta (PBD) no permitía que personas menores de esa edad se unieran a los combates[56]. Si la guerra no requería un gran número de combatientes, el Profeta (PBD) no proclamaba una movilización general. Sin embargo, en situaciones donde el ejército musulmán necesitaba más refuerzos, anunciaba una movilización general, convocando a todos (excepto a los discapacitados) a luchar[57]. No obstante, nunca forzó a nadie a participar en la guerra[58]. Además, el Profeta (PBD) prohibió la presencia de personas que no podían combatir cuerpo a cuerpo[59]. Según el tratado de Bai’at al-Harb, la protección de la vida del Profeta (PBD) en Medina era responsabilidad de los Ansar, quienes no tenían obligación de participar en las guerras del Profeta (PBD) fuera de Medina[60]. En base a esto, hasta la Batalla de Badr, todas las tropas del Profeta (PBD) eran de los Ansar. Sin embargo, con el inicio de la Batalla de Badr, los emigrantes manifestaron su deseo de participar y se unieron a las contiendas.[61]
Presencia de las mujeres en las guerras
Algunas mujeres estuvieron presentes en las guerras del Profeta (PBD).[62] Entre las tareas desempeñadas por las mujeres, se destacan: atender a los heridos, servirle agua a los guerreros, preparar alimentos, recolectar y mantener flechas y otras armas, así como transportar a los heridos y mártires a la ciudad.[63]
Algunas mujeres, como Kaiba bint Saad y Rafidah Ansariyyah, contaban con una tienda de campaña especial donde se atendía a los heridos y enfermos de la guerra.[64]
En la batalla de Jaibar, seis mujeres formaron parte del ejército del Profeta (PBD).[65] Durante la batalla de Uhud, catorce mujeres participaron activamente, atendiendo a los heridos y proporcionando agua y comida a las tropas.[66] Entre estas mujeres, se pueden mencionar a Fátima al-Zahra (P), Aisha y Umm Ayman.[67] La señora Fátima al-Zahra (P) trataba y vendaba las heridas del Profeta (PBD) con la ayuda del Imam 'Ali (P) en la batalla de Uhud.[68] Umm Ayman estuvo presente en las guerras de Uhud y Jaibar.[69] Umm Atiyah participó en numerosas guerras, según informes, en siete de ellas.[70] Rabi bint Mu'awd también fue una de las mujeres que acompañaron al Profeta (PBD) en sus campañas.[71] Umm Amara participó en varias batallas, incluyendo Uhud, Jaibar y Hunain, luchando junto a los hombres.[72] Ella resultó herida en varias ocasiones y, durante la batalla de Uhud, cuando los politeístas atacaron al Profeta (PBD), intentó defenderlo con una espada.[73]
Tácticas
En diversas guerras, como la batalla de Jaibar[74], el Profeta (PBD) implementó la estrategia de “quíntuplo” para estructurar su ejército.[75] Esta organización consistía en cinco divisiones en formación de batalla: la vanguardia, el corazón, el ala derecha, el ala izquierda y el apoyo.[76] Una de las tácticas del Profeta (PBD) era iniciar los enfrentamientos en territorio del enemigo, lo que le permitía compensar las pérdidas sufridas en la contienda.[77] En ciertas ocasiones, el ejército musulmán se desplazaba fuera de las rutas principales para evitar que las fuerzas de inteligencia enemigas detectaran sus objetivos.[78] En otras situaciones, al enterarse de la reunión de las fuerzas enemigas con la intención de atacar a los musulmanes, el Profeta (PBD) llevó a cabo ataques sorpresa que desarticularon la posibilidad de una guerra a gran escala.[79]
El uso de tácticas de engaño fue otro de los métodos empleados por el Profeta (PBD) en el ámbito bélico.[80] Durante la batalla de Jaibar, el Profeta (PBD) primero dirigió su ejército hacia Qatfan, luego envió un pequeño grupo hacia ellos y finalmente redirigió las fuerzas principales hacia Jaibar. Esto sorprendió a los habitantes de Qatfan y Jaibar, quienes dejaron de apoyarse mutuamente.[81] En algunas contiendas, se utilizó la guerra psicológica para desmoralizar al enemigo;[82] por ejemplo, durante la guerra de Hamra al-Assad, se encendieron fuegos en 500 lugares durante la noche para infundir miedo en los adversarios al observar las llamas.[83] Durante la conquista de La Meca, Abbas Ibn Abd al-Muttalib, siguiendo las órdenes del Profeta (PBD), llevó a Abu Sufyan al inicio de un valle, permitiéndole observar la inmensa multitud de musulmanes[84], lo que hizo que cualquier pensamiento de resistencia se desvaneciera y la conquista se realizara sin enfrentamientos.[85] El Profeta (PBD) aplicó el principio de sorpresa en múltiples conflictos; por ejemplo, sorprendió a los Bani Quraiza durante el enfrentamiento, así como a los habitantes de Jaibar en el lugar del conflicto y a los politeístas mediante técnicas de combate.[86]
Recursos y equipos de guerra
Después del establecimiento del gobierno islámico, el Profeta (PBD) asumió la responsabilidad de proporcionar recursos y equipo de guerra. Sin embargo, en los primeros años de su emigración a Medina, los recursos y el equipo necesarios para la guerra fueron aportados por los participantes, incluidos los más adinerados y la población en general.[87] Por ejemplo, el Profeta (PBD) instruyó a Saad Ibn Zayd para que se dirigiera a Nayd con los cautivos de Bani Quraiza, con el objetivo de obtener caballos y armas para el Ejército Islámico.[88] Además, durante la batalla de Tabuk, cuando algunos compañeros le solicitaron al Profeta (PBD) que les proporcionara caballos y equipo de guerra, él accedió a su petición.[89]
El Profeta (PBD) había establecido contratos con diversas tribus para adquirir armas y suministros.[90] Asimismo, solía solicitar prestado el equipo necesario para su ejército a algunas tribus.[91] En ciertas contiendas, los musulmanes emplearon armas más efectivas, como catapultas[92] y Dabbaba[93] (un tipo de carro de guerra utilizado para derribar muros).[94]
Referencias
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