Embarazo de la Virgen María
El embarazo de la Virgen María (en árabe: حمل السيدة مريم بعيسى), es un milagro en el que María, hija de Imrán, concibió a Jesús (la paz sea con él) sin haber tenido relación conyugal. Este suceso es narrado tanto en el Corán como en la Biblia, donde se coincide en la virginidad de María, aunque con algunas diferencias en los detalles.
Según el Corán, María se había retirado a un lugar apartado para adorar a Dios, cuando un ángel divino se le apareció y le anunció que daría a luz a un hijo. Sobre el modo en que ocurrió este milagro, el Corán solo menciona que "soplamos en ella de Nuestro espíritu". Por esta razón, algunos exegetas creen que el mecanismo exacto de este embarazo está más allá del alcance del conocimiento humano.
Según la sura Maryam, al completar su período de gestación, María fue alcanzada por los dolores del parto junto al tronco de una palmera. En ese estado de angustia, expresó el deseo de haber muerto antes de enfrentar tal situación. Los exégetas interpretan esta expresión como reflejo del temor de María ante la posible censura y recriminación por parte de su comunidad. Según el relato coránico, Dios le comunicó que no se afligiera; en respuesta a su sufrimiento, se hizo brotar un arroyo a sus pies y se le proporcionaron dátiles frescos directamente del árbol. Asimismo, se le exhortó a regocijarse con el nacimiento de su hijo.
De acuerdo con los versículos coránicos, María, llevando en sus brazos al recién nacido Jesús (P), regresó a su pueblo con el corazón agitado por el temor al rechazo de su pueblo. En el versículo 156 de la Sura An-Nisa (Las mujeres), se menciona que, efectivamente se le imputaron graves acusaciones debido a su embarazo y al nacimiento de su hijo. Para responder a tales señalamientos, María indicó hacia el niño, quien milagrosamente habló y declaró: «Soy siervo de Dios; Él me ha otorgado el Libro (Divino) y me ha hecho profeta». Según algunos exegetas, mediante este milagro, Jesús (P) confirmó la pureza e inocencia de su madre.
El milagro del embarazo de María
El milagroso embarazo de María presenta diferencias en su relato tanto en el Evangelio como en el Corán.[1] Los exégetas islámicos lo describen como un acontecimiento extraordinario,[2] una narrativa asombrosa[3] y uno de los mayores prodigios divinos, pues ocurrió sin intervención de varón alguno. El ayatolá Seyyed Mohammad Hosain Fazlollah (fallecido en 2010), destacado exégeta chií, considera que la maravilla de este evento radica en que, contrario a la ley natural en la procreación humana, un hijo nació de una madre que no tuvo contacto con un hombre.[4] Dios menciona en el Corána María y a su hijo Jesús (P) como un signo (āyah) para la humanidad.[5] Esta descripción se atribuye a que una mujer pura, sin contraer matrimonio ni ser tocada por hombre alguno, dio a luz a un hijo, constituyendo así un gran milagro y un signo para las gente de todas las épocas.[6]
El Corán enfatiza repetidamente la pureza y la castidad de la Virgen María en las Suras Al-Anbiyāʾ (Los Profetas)[7] y At-Tahrīm (La Prohibición).[8] Este énfasis ha sido interpretado por los exégetas como una respuesta divina a las acusaciones que los judíos de la época dirigieron contra María.[9] En algunas narraciones exegéticas chiíes se afirma que el embarazo de María fue únicamente por la “inspiración o soplo del ángel”.[10] En el Corán, la creación de Jesús (la paz sea con él) es comparada con la creación de Adán (P).[11] El ayatolá Seyyed Mohammad Husain Tabataba’i (fallecido en 1981), exégeta chií, señala que la similitud radica en que Jesús, al igual que Adán, fue creado sin la intervención de un padre.[12]
Partenogénesis: Una explicación científica
El exégeta chií Naser Makarem Shirazi ha planteado la cuestión de si, más allá del aspecto milagroso del embarazo de María, es científicamente posible un nacimiento sin intervención paterna.[13] Según Makarem Shirazi, con los avances científicos en la era moderna, esta posibilidad ha sido confirmada bajo el término de partenogénesis.[14] La partenogénesis es un método de reproducción en el que el desarrollo embrionario depende exclusivamente de la célula sexual femenina, sin participación masculina.[15] Se ha señalado que existen dos tipos de partenogénesis: natural y artificial, y que la natural se observa en ciertos insectos.[16] Además, se ha confirmado que en algunas especies se ha logrado realizar partenogénesis artificial en condiciones de laboratorio.[17] Se reporta que se han hecho intentos para aplicar este proceso en mamíferos, que, aunque han tenido éxitos iniciales,[18] aún no se cuenta con validaciones científicas suficientes para su aplicación en humanos.[19]
El embarazo de María: relato y circunstancias
Según el Corán, María se había retirado a un lugar apartado en la Mezquita Al-Aqsa,[20][21] dedicándose a la adoración en soledad.[22] Fue allí donde se le apareció un ángel— identificado en la sura Al-Imran como "un ángel"[23] y en la sura Maryam como "el espíritu"—,[24] que los exégetas musulmanes reconocen como Gabriel (Yibrīl).[25] En la sura Maryam se enfatiza que el ángel se manifestó ante María en forma humana.[26] Según los exegetas, este evento provocó temor en María.[27] Los comentaristas relatan que María buscó refugio en Dios contra el mal de esa figura (el ángel).[28] Conforme a los versículos de las suras Al-Imran y Maryam, y a algunas interpretaciones coránicas, el ángel se presentó como enviado de Dios[29] y anunció a María la buena nueva del nacimiento de un niño.[30],[31] En el versículo de la sura Al-Imran, este niño es llamado Mesías, Jesús hijo de María (la paz sea con él), y se le considera cercano a la corte divina.[32] Según el Corán, María preguntó ante esta noticia cómo podría tener un hijo, dado que ningún hombre la había tocado[33] y que ella no era mujer de mala conducta.[34] En la sura Maryam, el ángel explica que para Dios es fácil engendrar un hijo sin intervención paterna.[35]
Según Makarem Shirazi, el Corán no menciona la duración del embarazo de María.[36] Los exegetas han propuesto diversas opiniones acerca de este período:[37] desde unas pocas horas,[38] hasta nueve meses.[39] Se ha señalado que también en las tradiciones varía el tiempo reportado.[40] Ibn Kazir, exégeta suní, considera que la opinión más aceptada es de nueve meses.[41]
Forma de concepción

Según el ayatolá Makarem Shirazi, el Corán no ofrece una explicación detallada sobre el mecanismo exacto del embarazo de María, sino que únicamente menciona que «soplamos en ella de Nuestro espíritu».[42][43] En las narraciones exegéticas chiíes se afirma que la concepción ocurrió únicamente por el soplo del ángel.[44] Según el ayatolá Makarem Shirazi existen diversas opiniones de los exegetas respecto al método de la concepción.[45] Algunos interpretan que Gabriel (la paz sea con él) sopló sobre el cuello del vestido de María,[46] entendiendo que "vestimenta" es una metáfora del útero.[47] No obstante, Sheikh Tusi (fallecido en 460 H) consideró esta interpretación débil.[48] El sabio Tabataba’i explica que el "soplo del espíritu" simboliza el origen sobrenatural de Jesús (la paz sea con él), creado —al igual que Adán (la paz sea con él)— por voluntad divina, sin procesos naturales.[49] Mohammad Yawad Magnia (fallecido en 1400 H), exégeta chií, considera que el proceso del embarazo de María y el nacimiento de Jesús son asuntos cuyo conocimiento completo sobre este misterio pertenece solo a Dios, siendo inaccesible para la comprensión humana .[50]
Desde el deseo de la muerte hasta el nacimiento de Jesús (P)
El Corán relata cómo María, habiéndose retirado a un lugar apartado - que algunos exegetas identifican con la actual Nazaret en Palestina -[51][52] fue sorprendida por los dolores del parto junto al tronco seco de una palmera.[53][54] En ese momento de angustia, exclamó: "¡Ojalá hubiera muerto antes y hubiera sido olvidada!".[55] Se interpreta como el reflejo de la vergüenza ante la gente,[56] el temor a ser reprendida por ellos,[57] y el miedo a perder su reputación.[58]
El exégeta chií Seyyed Mohammad Taghi Modarresi explica que María, siendo una joven retirada del mundo y ajena a responsabilidades sociales, y en ese momento enfrentándose al dolor del parto, no sabía qué hacer. Comprendía las graves consecuencias sociales de este evento y, para escapar de ellas, deseaba la muerte.[59] Makarem Shirazi, por su parte, interpreta la petición de muerte de María como un indicio de que su castidad era más preciada para ella que su propia vida.[60]
En este crítico momento, el relato coránico describe cómo una voz consoladora - atribuida por algunos a Jesús (la paz sea con él) y por otros al ángel Gabriel -[61] se hizo presente para aliviar su aflicción.[62] La providencia divina se manifestó entonces mediante dos signos concretos: un arroyo de agua fresca que brotó a sus pies[63] y dátiles maduros que cayeron de la palmera.[64] Según las interpretaciones exegéticas, tras estos prodigios, María recibió la orden divina de alimentarse, beber y alegrarse por el nacimiento de su hijo.[65]
- También véase: versículos 23 de la Sura Maryam y versículos 26 de la Sura Maryam
El regreso de María a su pueblo
El Corán narra cómo María, después de dar a luz, regresó con su hijo recién nacido ante su comunidad.[66] Siguiendo las indicaciones divinas, permaneció en silencio, observando un ayuno de palabras.[67] Al presentarse ante su pueblo, fue recibida con acusaciones y reproches: «¡Oh hermana de Aarón! Tu padre no era un hombre malvado ni tu madre una mujer deshonesta.»[68] El Corán califica estas palabras como una calumnia y una acusación grave.[69]
Según Feiz Kashani, María, en respuesta a esta acusación, señaló hacia su hijo.[70] Conforme al versículo de la sura Maryam, la gente dijo: «¿Cómo vamos a hablar con un niño que aún está en la cuna?»[71] Fue entonces cuando ocurrió el milagro: Jesús (la paz sea con él), aún en su cuna, habló por voluntad divina,[72] declarando: "Yo soy siervo de Dios. Él me ha dado el Libro (revelado) y me ha hecho profeta".[73] Los exégetas musulmanes destacan que este extraordinario suceso cumplió un doble propósito: no solo confirmó la misión profética de Jesús, sino que también reivindicó la pureza y castidad de María, demostrando así el carácter milagroso de su concepción.[74]
Diferencias entre el relato coránico y el evangélico sobre el embarazo de María
Un análisis comparativo entre las narraciones coránica y evangélica revela profundas diferencias en la presentación de María y los acontecimientos de su embarazo. Mientras el Corán otorga a María un valor intrínseco como figura espiritual independiente,[75] los Evangelios destacan principalmente su papel como madre de Jesús (la paz sea con él), haciendo que su relevancia derive esencialmente de esta relación.[76] El relato coránico sobre el embarazo de María es más extenso y detallado en comparación con el relato evangélico.[77] Ambos textos coinciden en afirmar la virginidad de María; sin embargo, los Evangelios incluyen ciertos detalles previos al embarazo que no están presentes en el Corán, como el hecho de que María estaba comprometida con un hombre llamado José, y que quedó embarazada antes de casarse con él.[78]
Existen también diferencias significativas en los detalles posteriores al embarazo: por ejemplo, en el Corán, María da a luz sola, bajo una palmera seca y fuera de la ciudad, mientras que en los Evangelios se narra que el nacimiento ocurre en casa de José o en una posada dentro de la ciudad.[79] El Corán menciona que Jesús (la paz sea con él), desde la cuna, habló milagrosamente para defender la pureza de su madre, algo que no se encuentra en el Evangelio.[80] Además, en el Corán, Jesús declara su condición profética desde la cuna, mientras que en el Evangelio son terceros —como pastores y astrónomos— quienes perciben la naturaleza especial del recién nacido.[81]
Referencias
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- ↑ “Virginidad revolucionaria en la ciencia de la reproducción”, en el sitio web de la Agencia de Noticias de la República Islámica.
- ↑ “Investigación sobre la virginidad”, sitio web de Mag IRANS.
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- ↑ Corán:3: 45.
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- ↑ Por ejemplo, véase: Mogniye, Tafsir Al-Kashif, 1424 H, tomo 2, pág. 63.
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- ↑ Por ejemplo, véase: Zuhaili, Tafsir al-Wasit, 1422 H, tomo 2, pág. 1468.
- ↑ Por ejemplo, véase: Najafi Jomeini, Tafsir Asan, 1398 H, tomo 2, pág. 315.
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- ↑ Por ejemplo, véase: Hosaini Hamadani, Anwar Derajshan, 1404 H, tomo 3, pág. 78.
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- ↑ Corán:66: 12.
- ↑ Makarem Shirazi, Tafsir, 1374, tomo 13, pág. 39.
- ↑ Por ejemplo, véase: Tabarsi, Mayma’ al-Bayan, 1372 H, tomo 6, pág. 789.
- ↑ Makarem Shirazi, Tafsir, 1374, tomo 13, pág. 39.
- ↑ Por ejemplo, véase: Maqatil Ibn Sulayman, Tafsir , 1423 H, tomo 4, pág. 380.
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- ↑ Por ejemplo, véase: Tayyib, Atyab ul-Bayan, 1378 H, tomo 8, pág. 433.
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- ↑ Biabani Oskui, “El nacimiento del Mesías en el Corán y el Nuevo Testamento”, pág. 35
Nota
Makarim Shirazi considera que la afirmación más correcta sobre esta interpretación es que Aarón era un hombre puro y justo, y se había convertido en un proverbio de pureza entre los israelitas, quienes decían de cualquiera que quisieran presentar como puro: «Es hermano o hermana de Aarón» (Makarim Shirazi, Tafsir Nemune, 1374 H, tomo 13, p. 51).
Bibliografía
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