Península Arábiga

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Imagen satelital de la Península Arábiga

La Península Arábiga es la península más grande del mundo, ubicada en el suroeste de Asia entre el golfo Pérsico, el mar de Omán, el océano Índico, el golfo de Adén al sur, y el mar Rojo al oeste. Esta región también se conoce en las fuentes geográficas antiguas como la Isla Arábiga.

La Península Arábiga, en la actualidad incluye los países de la costa sur del Golfo Pérsico, es decir Arabia Saudita y Yemen en el sur, Omán y los Emiratos Árabes Unidos en el este, Kuwait en el norte y Qatar en la costa sur del Golfo Pérsico.

Según las narraciones, la Península Arábiga es el lugar de procedencia del Islam, el monoteísmo se promovió por primera vez en la Península Arábiga durante la época del profeta Abraham (P).

Ubicación geográfica

La Península Arábiga está ubicada en el sur oeste de Asia y limita con las aguas del golfo Pérsico, el mar de Omán al este, el océano Índico y el golfo de Adén al sur, y el mar Rojo al oeste. También grandes ríos como Éufrates fluyen en la parte norte de esta tierra.[1]

Según Ibn Hayek y Yaqut Hamawi, debido a que esta tierra está rodeada de agua se conoce como Isla Arábiga. Ellos consideran el Éufrates como la frontera norte de la Península Arábiga.[2]

En algunos informes, se ha dicho que la frontera norte de la Península Arábiga es una línea hipotética que empieza de la ciudad de Gaza en Palestina y luego de pasar por Damasco y el Éufrates, termina en el Golfo Pérsico. También se dice que es una línea hipotética en el norte de Siria e Irak.[3]

Además según otros historiadores, la frontera norte de la Península Arábiga puede considerarse como otra línea hipotética que se extiende desde el golfo de Aqaba hasta las costas del golfo Pérsico.[4] En esta área también están ubicados los países de Jordania e Irak.

Países de la Península Arábiga

La Península Arábiga en la actualidad incluye los países de la costa sur del Golfo Pérsico y está formada por los siguientes países:

  • Arabia Saudita
  • Yemen
  • Omán
  • Los Emiratos Árabes Unidos
  • Kuwait
  • Qatar.[5]

El actual país de Bahréin no era una parte de la Península Arábiga; Sin embargo, en algunas fuentes historicas el Bahréin antiguo es mencionado como parte de esta región[6], sin embargo, se dice que el Bahréin antiguo es diferente al Bahréin actual.

Particularidades históricas y geográficas

Desde el pasado, los científicos han dividido las diferentes partes de esta península en base a criterios naturales y humanos. La división más completa de la Península Arábiga es la división de esta región en dos partes del norte y del sur. La parte principal de la región del norte, en términos de población, es la región del Hiyaz y la parte del sur es Yemen, y cada una de estas partes ha tenido particularidades diferentes geográficas y raciales, y de alguna manera, formaban dos comunidades separadas en la Península Arábiga.[7]

La región de Yemen está ubicada en el sur de la Península Arábiga, de modo que si trazamos una línea desde Dhahran en el oeste hasta Wadi Hadramut en el este, el área entre el Mar Arábigo, el Mar Rojo y esta línea se llama Yemen. En términos de naturaleza, Yemen es una región distinta al norte y debido a la abundancia de agua y lluvia y la fertilidad de la tierra, es muy adecuada para la agricultura. Gracias a estas ventajas naturales, la urbanización prevaleció en esa área desde el pasado. Esta región disfrutaba de civilización y prosperidad indescriptibles en la antigüedad, y tal situación natural había dado lugar al hecho de que la gente de Yemen viviera en abundancia y bienestar, y construyera palacios y edificios magníficos.[8]

Un célebre viajero romano llamado Estrabón, quien visitó esta tierra un siglo antes de Cristo, al igual que Heródoto, ha hablado de la civilización de esta región, diciendo:

“La ciudad de Ma’rib era una ciudad extraña. Los techos de sus edificios fueron erigidos con marfil y decorados con placas de oro y joyas. En la ciudad de Ma'rib se veían hermosos utensilios que asombraban a la gente.”[9]

El Sagrado Corán, con motivo de narrar la historia de la ruptura de la represa de Ma’rib y la devastadora inundación, como un castigo por la corrupción y el extravío de aquel pueblo, dice:

Realmente la gente de Saba’ tenía un signo (de las gracias de Dios) en donde habitaba, (Poseían) dos jardines en ambos lados: derecha e izquierda. (Les dijimos) ¡Comed de la provisión de vuestro Señor y agradecedle! (Tenéis) una buena tierra y un Señor Indulgente. Pero se apartaron y (entonces) enviamos contra ellos la inundación que produjo la ruptura de lo que habían construido y convertimos sus dos jardines en otros dos que daban frutos amargos, tamariscos y algunos arbustos de azufaifos. Así les retribuimos por haber sido desagradecidos.”[10]

Determinar el área exacta de la Península Arábiga, debido a las diferencias en su frontera norte, es un poco difícil, sin embargo, el área de 2.590.000 kilómetros cuadrados es aceptable, de los cuales alrededor del 45 por ciento está ubicado en Arabia Saudita.[11]

Hiyaz

La región norte de la Península Arábiga se llama Hiyaz; esta parte es una región seca, desértica y sin lluvias regulares. Tiene un clima cálido y abrasador, y esta situación ha tenido un efecto importante en los habitantes de esta región. Debido a la falta de plantas y pastos, la gente de esta región, a diferencia de los sureños, no podía mantener otro tipo de ganado aparte de pequeños rebaños de camellos, que es un animal muy fuerte y resistente, y a partir de los camellos obtenían la mayor parte de su comida y ropa. Puesto que este tipo de pastoreo es posible a través de viajes en el desierto y la migración en grandes áreas, no fue posible crear una organización política estable y un asentamiento para la gente beduina, y ellos no podían utilizar las instalaciones de la agricultura y la ganadería. En el Corán, a través de las palabras de Abraham, Dios Todopoderoso ha calificado esta tierra como un valle sin plantas y agricultura.[12]

Esta tierra carecía de civilización, porque la civilización se forma en el contexto de un gobierno. El establecimiento de un gobierno integral en esta región fue imposible, porque sus habitantes no estaban instalados establemente, y era difícil controlar esta población inestable.

Las posesiones de los árabes beduinos que vivían en el desierto eran rebaños de ovejas, cabras y camellos, y ante sus ojos, el camello era más valioso que cualquier otro animal, y por lo tanto, le habían dado muchos nombres. El camello era para ellos un animal polivalente, lo montaban cuando viajaban por caminos largos, y este animal cargaba cargas pesadas con fuerza y recorría largas distancias con paciencia. Su lana se usaba para hacer ropa, y su leche formaba uno de los más importantes alimentos de los árabes beduinos y finalmente su carne se consumía como alimento. Además, el camello era un animal muy confiado que podía adaptarse bien a las condiciones de la Península Arábiga y pasaba días consecutivos sin tomar agua. Los árabes beduinos viajaban junto con sus animales a otras tierras de la Península Arábiga, y en cualquier lugar donde había terrenos para pastar, erigían sus tiendas de campaña, las cuales, en su mayoría, eran tejidas con pelo de cabra.

Debido a que la tierra de Hiyaz era una tierra sin agua, sin pasto y sin atracciones naturales y económicas, no había sido codiciada por los conquistadores, ya que en su opinión, no valía la pena luchar por tal tierra. Por lo tanto, esta tierra no era territorio, colonizado, o bajo el control de ninguno de los poderes de aquel tiempo, y la gente de esta tierra vivía sin las restricciones de los gobiernos. Ellos solo eran leales a su tribu, y el sistema tribal gobernaba esta región. El líder de cada tribu se elegía de forma tradicional, en base a sus cualificaciones raciales, inherentes y adquiridas. Una característica importante del sistema tribal era el prejuicio de los miembros de la tribu entre sí, lo que también daba lugar a rivalidades tribales y, en ocasiones, a conflictos, guerras, derramamientos de sangre, asesinatos y saqueos.[13]

Ciudades más importantes

En la actualidad, las ciudades de Riad, La Meca, Medina, Yeda, Taif, Dahran, Saná, Adén, Mascate, Dubái, Abu Dabi, Kuwait y Doha son las ciudades más importantes de la Península Arábiga. Las carreteras que conectan estas ciudades están consideradas las más importantes de la Península Arábiga.[14]

Las ciudades de La Meca, Medina y Taif estaban ubicadas en la parte norte de la Península Arábiga. La razón del desarrollo de la urbanización en estas tres ciudades fue por motivos religiosos, comerciales y agrícolas. La ciudad de Taif estaba situada en una zona montañosa y era apta para la horticultura. El clima de Taif era más suave y su gente se dedicaba a la agricultura y la horticultura, especialmente a la producción de uvas. En la era de la misión del Profeta Muhammad (PBD), algunas élites de La Meca también tenían jardines alrededor de esta ciudad.[15]

Clima

El clima de la Península Arábiga es seco y desértico (con alta evaporación) y salvo en la parte montañosa del este y suroeste (especialmente el oeste de Yemen), donde las precipitaciones anuales alcanzan en ocasiones más de 400 milímetros, en el resto de la Península Arábiga, la precipitación media anual es mayoritariamente menor, alrededor de los 100 milímetros.[16]

Las altas temperaturas y la evaporación y la baja humedad y precipitaciones en la Península Arábiga han provocado escasez de agua, vegetación débil y poca agricultura. Para afrontarlo y dotar de agua, especialmente potable, además de la construcción de represas, en las ciudades costeras, se hace huso del agua salada de los mares después de ser filtrada y refinada. En Arabia Saudita, la mayor parte del agua potable de las ciudades de Riad, La Meca y Medina se suministra por el mismo método.[17]

Situación cultural de la Península Arábiga antes del Islam

Antes del Islam, la Península Arábiga estaba culturalmente en un nivel muy bajo y no tenía ninguna civilización o progreso científico. El Corán ha calificado esta era como la Era de la Ignorancia y se ha referido a los prejuicios de ese tiempo como “la furia de la ignorancia”, y ha llamado a sus feos hábitos “los hábitos de la ignorancia”.[18]

Estas expresiones representan el dominio de la ignorancia frente al conocimiento, y la gente de esta época se ha llamado con el título "Ummi" que literalmente significa iletrada, y el Mensajero de Dios (PBD) es un profeta que fue enviado entre aquella gente iletrada.[19]

Este asunto también se ha mencionado en los informes de los historiadores. Belazari ha informado que en el tiempo de la aparición del Islam, solo diecisiete personas de La Meca eran capaces de leer y escribir.[20] Ibn Jaldun también dice que al principio entre los árabes no hubo ciencia industrial, y este hecho se debía a su primitivismo; Por lo tanto, en ese momento, los árabes beduinos no sabían nada sobre la educación, la escritura y la recopilación de libros, y no encontraban en sí mismos la motivación para estas materias y la necesidad de aprenderlas, por lo que el analfabetismo era su característica general.[21] El Imam 'Alí (P) también dice a este respecto:

“¡Vosotros árabes! ¿Os dais cuenta -alguna vez- en qué estado os encontrabais? Seguíais una ideología perversa y llevabais una mala vida. Vivíais en sucias cabañas y casas entre duras piedras y mortíferas serpientes. Comíais alimento despreciable y sucio, y bebíais agua fangosa y sucia. Histéricamente os odiabais unos a otros, luchando y matando incluso a vuestros propios parientes de sangre y a vuestros amigos. Habíais levantado ídolos para adorarlos, y vuestras vidas y su entorno estaban totalmente envueltos e inmersos en el vicio y el pecado.”[22]

También ha dicho en otro discurso:

“La situación en la Península Arábiga era caótica. Había muchos conflictos y una densa ignorancia, como enterrar a las niñas vivas, cortar las relaciones familiares, el saqueo y el derramamiento de sangre.”[23]

Uno de los feos hábitos de los árabes paganos en la era de la ignorancia fue enterrar vivas a las niñas. Dado que las mujeres no podían luchar como los hombres en los conflictos tribales, no podían defender a la tribu, y podían ser capturadas por el enemigo durante las guerras y, como resultado, podían convertirse en una fuente de vergüenza para sus familiares. Por otro lado, desde el punto de vista económico, la mujer era considerada un elemento consumidor ante los ojos de los árabes paganos. Por lo tanto, esta costumbre se hizo popular entre los árabes en la Península Arábiga antes del Islam.[24]

Gobiernos y naciones en la Península Arábiga antes del Islam

La Península Arábiga es considerada uno de los primeros asentamientos humanos y origen de la raza semítica, y allí se encontraron las tribus que posteriormente formaron algunas civilizaciones en la Península Arábiga y Mesopotamia.[25]

La historia antigua de la Península Arábiga puede estar relacionada con la formación de gobiernos étnicos y tribales. Quizás los gobiernos étnicos más antiguos formados en la Península Arábiga estén relacionados con el pueblo de Ad que vivía en el sur de la Península Arábiga, el pueblo de Zamud que estaba entre Hiyaz y Sham, y el pueblo de Saba que estaba ubicado en el sur de la Península Arábiga.

Siglos antes del nacimiento de Cristo, hubo gobiernos en esta región, algunos de los cuales fueron simultáneos con otros y algunos de ellos surgieron durante el reinado de otros. Estos gobiernos se pueden clasificar de la siguiente manera:

  • El Estado de Mu’in que gobernó desde el año 1400 antes de Cristo hasta el año 150 a. C..
  • El Estado de Hadramut, que gobernó desde el año 1020 antes de Cristo hasta el año 65 d. C.
  • El Estado de Saba’ que duró desde el año 850 antes de Cristo hasta el año 115 a. C.
  • El Estado de Qibtan que duró desde el año 865 antes de Cristo hasta el año 540 a. C.[26]
  • El Estado de Himyar.[27]
  • Los abisinios ocuparon Yemen durante la época de Dhi-Nawas. En este momento, la rivalidad entre cristianos y judíos había llegado a su punto máximo, y el rey judío Dhi-Nawas mató a un grupo de cristianos. Abrahe gobernó durante unos 23 años.[28]

Antecedentes religiosos

Se dice que el monoteísmo se promovió por primera vez en la Península Arábiga durante la época del Profeta Ibrahim (P), como resultado de lo cual el monoteísmo se extendió en Hiyaz y especialmente en La Meca.[29] Después del Profeta Ibrahim, los judíos entraron en la Península Arábiga en tres períodos y difundieron el monoteísmo:

  • La migración de la tribu Simón desde Palestina al norte de Hiyaz durante la época del profeta David (P);
  • La migración de los judíos al Hiyaz tras las conquistas de babilonios y asirios en la tierra de Sham;
  • La migración de otros judíos a la Península Arábiga en el siglo I d.C.[30]

Época de Yahiliya

En la historia de la Península Arábiga durante la era preislámica, la Época de Yahiliya (el período de ignorancia) y la situación política, social y cultural de los árabes en este período son muy importantes. Este período, cuyo nombre se ha mencionado varias veces en el Corán,[31] fue de hecho el período en que los árabes tenían creencias idólatras y costumbres beduinas.

Uno de los feos hábitos de los árabes paganos en la era de la ignorancia fue enterrar vivas a las niñas. Dado que las mujeres no podían luchar como los hombres en los conflictos tribales, no podían defender a la tribu, y podían ser capturadas por el enemigo durante las guerras y, como resultado, podían convertirse en una fuente de vergüenza para sus familiares. Por otro lado, desde el punto de vista económico, la mujer era considerada un elemento consumidor ante los ojos de los árabes paganos. Por lo tanto, esta costumbre se hizo popular entre los árabes y algunos de ellos enterraron vivas a sus hijas.[32]

Dios ha condenado severamente esta costumbre en algunas partes del Corán.[33] Por ejemplo, dice en la siguiente aleya:

Y cuando a alguno de ellos se le anuncia la buena nueva (del nacimiento) de una hembra su rostro se ensombrece y se llena de pesar. Se aparta de la gente por el mal que se le ha comunicado ¿Se quedará con ella a pesar de la humillación o la ocultará bajo tierra? ¡Observad qué mal juzgan!”[34]

El mayor extravío religioso y moral de los árabes paganos fue la idolatría, que se considera la fuente de la mayor parte de su atraso cultural. Dios en muchas aleyas del Corán ha mencionado este asunto y lo ha condenado fuertemente. Algunas de las aleyas que hablan de este tema son las siguientes:

Y adoran, aparte de Dios, lo que no les perjudica ni les beneficia y dicen: «¡Éstos son nuestros intercesores ante Dios!» Di: «¿Vais a informar a Dios de algo que Él no sepa de los cielos o de la Tierra? Glorificado y Ensalzado sea por encima de lo que asocian a Él.»”[35]
“¡Sabed que la adoración debe ser para Dios únicamente! Y a quienes toman protectores aparte de Él diciendo: «No los adoramos sino para que nos aproximen a Dios», en verdad, Dios les juzgará sobre aquello en lo que disentían. En verdad, Dios no guía a quien es mentiroso y trata de ocultar la Verdad.”[36]

En las noticias y narraciones relacionadas con la era de la ignorancia y en las fuentes históricas, se han mencionado dos factores con respecto al comienzo de la idolatría en la Península Arábiga:

  • Un hombre llamado ‘Amr Ibn Luhai, el jefe de la tribu Juza'a, que también era el guardián de la Kaaba en aquel entonces, viajó a Siria y vio a un grupo de los amalecitas que adoraban ídolos allí. Les preguntó la razón de este acto, y ellos le dijeron que estos ídolos hacían descender la lluvia y los ayudaban. Les pidió un ídolo y ellos le dieron el ídolo de Hubal, y él lo llevó a La Meca y lo instaló en la Kaaba e invitó a la gente a adorarlo. Además, colocó los dos ídolos de Assaf y Na’ila junto a la Kaaba y obligó a la gente a adorarlos, estableciendo así la idolatría en este lugar.[37]
  • Cuando los descendientes de Ismael se expandieron en La Meca, naturalmente tuvieron que viajar a otros lugares y ciudades con el fin de proveer las necesidades de su vida. Sin embargo, debido a su afecto y amor hacia el santuario de La Meca, cada uno de ellos llevaba una piedra del santuario consigo, y en cualquier lugar que se instalaban, colocaban la piedra sobre la tierra y circunvalaban alrededor de la misma. Poco a poco, olvidaron el motivo principal de esta costumbre, y estas piedras se convirtieron en ídolos para ellos, y cada uno adoraba la piedra que le gustaba. De esta manera, olvidaron su religión anterior y cambiaron la religión de Abraham e Ismael y se volvieron a la idolatría.[38]

Ya’qubi considera que el origen de la idolatría entre otras tribus de la Península Arábiga era la idolatría de los habitantes de La Meca y dice a este respecto:

Cuando los árabes llegaban a La Meca para realizar el Hayy y veían los ídolos instalados alrededor de la Kaaba, les preguntaban a los miembros de las tribus de Quraysh y Juza’a, que eran residentes de La Meca, sobre estos ídolos. Ellos les respondían: “Nosotros adoramos a estos ídolos para que nos acerquen a Dios.” Cuando los árabes vieron esto, cada tribu de ellos eligió un ídolo para adorar.”[39]

Falta de unidad política

Durante la Época de Yahiliya, la Península Arábiga no disfrutaba de unidad política o religiosa. Como resultado, varios gobiernos poderosos e influyentes (entre ellos, el imperio Bizantino en el norte, Irán en el norte y este, y Abisinia en el oeste) dominaron partes de ella de alguna manera. Cada uno de los gobiernos internos de la Península Arábiga también reinaba en una región de ella,[40] y el gobierno de Kanda fue considerado uno de los más poderosos gobiernos de la Península Arábiga.[41]

Quraish era el líder de las tribus en Hiyaz y especialmente en La Meca. Para esta tribu, el comercio y la idolatría eran más importantes que cualquier otra cosa.[42] Desde la época de Qusay Ibn Kalab, el cuarto ancestro del Profeta Muhammad (PBD), la urbanización floreció en La Meca. Por la sugerencia de Qusay, la administración de esta ciudad se realizaba por una junta directiva y cada familia y tribu tenía un deber. Durante la época de la misión del Profeta del Islam (PBD), esta ciudad era considerada una importante ciudad comercial y la mayoría de sus residentes, con todas sus diferencias, se dedicaban al comercio. Dios Todopoderoso ha hecho mención a las actividades comerciales de Quraysh en la Sura Quraysh y las califica como viajes que tenían lugar en dos ocasiones importantes, una de invierno a Yemen y otra de verano a Siria.[43]

Península Arábiga después de la aparición del Islam

Durante la época del Profeta Muhammad (PBD)

La Península Arábiga se considera como el lugar de procedencia del Islam. La primera invitación a la religión del Islam tuvo lugar en La Meca. Luego, el Profeta hizo pública su invitación en las ciudades adyacentes a La Meca, como Taif, y en otras tribus de la Península Arábiga. Según los informes históricos, en la era pre-islámica, los judíos tenían varias motivaciones para residir en esta zona, entre ellas fue el hecho de que ellos no podían negar las noticias sobre el surgimiento del último profeta y por lo tanto querían estar presentes en el lugar de su aparición.[44] Además, la situación de Medina era adecuada para la agricultura y la horticultura de los judíos expulsados de su tierra natal, y esta fue otra de las principales razones de la instalación de este pueblo en esta ciudad.[45] Los habitantes de esta ciudad eran dos grupos de judíos y árabes, principalmente yemeníes, que formaban dos tribus de Ows y Jazray, quienes después del Islam fueron llamados "Ansar".

Antes de la aparición del Islam, la guerra entre las dos tribus de Ows y Jazray desde hacía mucho tiempo, habían agotado a los habitantes de esta ciudad, debilitando el poder económico de estas dos tribus, y privándolas de la seguridad, por lo tanto, ellos estaban tratando de terminar con esta situación. Esta fue una razón para que Incluso los no musulmanes de Medina aceptasen el liderazgo del Profeta del Islam (PBD); porque habían llegado a la conclusión de que debían tener un gobernante y un gobierno establecido con el fin de erradicar los conflictos devastadores. La conversión de estas dos tribus al Islam se considera un punto de inflexión en la expansión del Islam en la Península Arábiga, porque los musulmanes de La Meca, que estaban amenazados por los Quraysh, emigraron a Yazrib (que más tarde fue conocida como Medina) y establecieron la cede del Islam en esta ciudad.[46]

Durante la presencia del Profeta en Medina, los líderes de Quraysh y los judíos de la Península Arábiga continuaron oponiéndose al Profeta Muhammad (PBD) e intentaron luchar contra el Islam durante años, lo que dio lugar a batallas como las de Badr, Uhud, Bani Qainuqa’, Bani Nazir, Jaibar y Jandaq.[47]

Después del fallecimiento del Profeta (P)

Después del fallecimiento del Profeta (P), cuando los califas sunitas alcanzaron el poder, algunos pueblos de la Península Arábiga, especialmente en las zonas orientales de Omán, Yamama y Bahrein, se convirtieron en apóstatas.[48]

Durante el califato del Imam 'Ali (P), algunos Sahabas como Talha y Zubair rompieron su Bai’at con el Imam 'Alí (P) y se fueron a Basora. Este hecho, junto a las sediciones de Mu'awiyah en Damasco, causaron agitación política en Siria e Irak, y por esta razón, en el año 36 de la hégira lunar, el Imam 'Ali (P) trasladó el centro del califato de Medina a Kufa en Irak, que era el primer traslado del centro del gobierno fuera de la Península Arábiga. Después del martirio del Imam 'Ali (P) y el regreso del Imam Hasan (P) a Medina, la Península Arábiga volvió a ser el centro del gobierno islámico.[49]

Durante el período omeya (132-41 H), con la elección de Damasco como centro político de los omeyas, el papel político de la Península Arábiga y especialmente de Hiyaz disminuyó.[50]

Durante el período abasí (656-132 H), cuando el centro político fue trasladado de Damasco a Bagdad, la Península Arábiga, enfrentó diversos cambios. La situación de La Meca durante el período abasí era diferente. Esta ciudad estaba gobernada por el representante de los abasíes, y después de la caída de la dinastía abasida, fue gobernada por los elites de La Meca, quienes se conocían con el título de “Shurafa”, y se dice que eran de los descendientes del Profeta (PBD).[51]

En la Era contemporánea

En el año 922 y 923, los otomanos, expandieron sus territorios hasta la costa oriental de la Península Arábiga por un lado y hasta Bab al-Mandab en el sur, por otro lado. Desde entonces, la mayor parte de la Península Arábiga, especialmente sus zonas importantes que incluyen Ahsa, Yemen y Hiyaz, fueron anexadas a su territorio.[52] En los siglos próximos, el Imperio Otomano se expandió en la Península Arábiga hasta el surgimiento de los wahabíes en esta región.

El surgimiento del wahabismo

A partir de mediados del siglo XII, Muhammad Ibn Abd al-Wahhab (fundador de la secta wahabí) y sus seguidores difundieron y establecieron su ideología en la Península Arábiga. Primero, Muhammad Ibn Sa’ud, el gobernante de la ciudad de Dir’iya y un grupo del pueblo de Nayd siguieron a Muhammad Ibn Abdul Wahhab, y tras unas guerras, los wahabíes dominaron una parte de la parte oriental de la Península Arábiga.[53] Después de eso, los wahabíes, que difundieron su ideología amenazando, luchando y matando, y de esta manera expandieron su territorio, de modo que en 1218 H, a excepción de La Meca, Medina, Yeda y parte de la costa occidental, ocupaban casi toda la Península Arábiga.[54] La invasión de los wahabíes fue tan grande que, a excepción de Yemen, que estuvo bajo el control de Zaidiyya,[55] muchas áreas de la Península Arábiga fueron escenario de numerosos conflictos entre los wahabíes y los gobernantes otomanos. Por ejemplo, los wahabíes lucharon con los Shurafa de La Meca más de cincuenta veces durante los años 1205 a 1220.[56]

Establecimiento del Estado de Arabia Saudita

Los wahabíes, bajo el mando de los lideres sauditas, invadieron primero las regiones de Nayd y Ahsa, el norte de la Península Arábiga, y luego Hiyaz. Finalmente en 1932 establecieron el país de Arabia Saudita.

Tras la formación del estado de Arabia Saudita y el aumento del poder de los sauditas en algunas regiones de la Península Arábiga, se establecieron nuevas fronteras en esta tierra (como la frontera entre Arabia Saudita y Yemen, que se estableció después del Tratado de Taif (en 1936)[57] y gradualmente se formaron los países actuales de la Península Arábiga.

Referencias

  1. Ibn Hayek, 1403; Hamzah, 1388; Wehbe, 1375; Kahala, Geografía de la Península Arábiga, 1384.
  2. Ibn Hayek, Sifat Yazira Al Arab, 1403 H, página 84; Yaqut Hamavi, Mu’yam al-Buldan, bajo el artículo جزیره العرب.
  3. Qadura, Península Arábiga Al-Arabiya, Beirut, página 11.
  4. Yawad Ali, al-Mufassal fi Tarij al-Arab qabl al-Islam, Beirut, volumen 1, página 143; Kahala, Geografía de la Península Arábiga, 1384, págs. 5-7; Hamzah, Qalb Yazira Al Arab, 1388 H, págs. 11-13.
  5. Gitaología moderna, 1382, págs.119, 299, 301, 328, 359, 473.
  6. Yaqut Hamavi, Mu’yam al-Buldan, bajo el artículo; Qadura, Península Arábiga, Beirut, página 13.
  7. Véase: Shahidi, Tarij Tahlili Islam, página 91; Pishwaii, Tarij Islam, páginas 23-25.
  8. Alusi, Shahab al-Din Mahmud, Buluq al-Arab fi Ma’rifat Ahwal al-‘Arab, volumen 1, página 204.
  9. Zaydan, Historia de la Civilización Islámica, volumen 1, página 10.
  10. Traducción de la Sura Saba’, aleyas 15-19.
  11. Nuevo diccionario geográfico de Webster, bajo “Península Arábiga”.
  12. véase: Sura Ibrahim, aleya 37.
  13. Muharrami, La Vida del Gran Profeta del Islam, pp. 24-25.
  14. Atlas de la Historia Islámica, página 65.
  15. Ver: Ibn Hisham, al-Sira al-Nabawiya, tomo 1 y 2, página 430.
  16. Atlas del Reino Árabe de Arabia Saudita, 1420 H, página 48.
  17. Atlas del Reino Árabe de Arabia Saudita, 1420 H, página 80.
  18. véase: Sura Ale-Imran: 154; Sura Maidah: 50; Sura Fath: 26; Sura Ahzab: 33.
  19. véase: Sura Yum’a: 33.
  20. Belazari, Futuh al-Buldan, página 457.
  21. Ibn Jaldun, Introducción, página 543.
  22. Nahy al-Balaga, discurso 26.
  23. Nahy al-Balaga, discurso 187.
  24. Muharrami, La Vida del Gran Profeta del Islam, p. 27.
  25. Dinewari, Al-Ajbar al-Tawwal, 1379 H, p.3.
  26. Sharaf al-Din, al-Yaman Ibar al-Tarij, página 53.
  27. Tawfiq Ali Boro, Tarij al-Arab al-Qadim, página 79.
  28. ver: Tawfiq Ali Boro, Tarij al-Arab al-Qadim, páginas 80-86.
  29. Tabari, Tarij al-Tabari, Beirut, volumen 1, página 309.
  30. Hamzah, Qalb Yazira Arab, 1388, págs. 258-259.
  31. Sura Ale-Imran, versículo 154; Sura Ma’edah: versículo 50.
  32. Ibn Wazih, Tarij Al-Ya’qubi, volumen 2, página 8.
  33. Véase: Sura al-Isra, aleya 31. Sura An’am, aleya 137; Sura An’am, aleya 140; Sura An’am, aleya 151; Sura Takwir, aleyas 8-9.
  34. Ver: Sura al-Nahl, aleya 59.
  35. ver: Sura Yunos, aleya 18.
  36. ver: Sura Zumar, aleya 3.
  37. Ibn Hisham, Sira al-Nabawiyya, vol.1 y 2, p.76.
  38. Ibn Hisham, Sira al-Nabawiyya, vol.1 y 2, p.75.
  39. Ibn Wazih, Tarij Ya’qubi, volumen 1, página 217.
  40. Dinewari, Al-Ajbar al-Tawwal, 1379 H, págs. 62-63; Ya’qubi, Tarij Ya’qubi, Beirut, vol.1, págs.195-205.
  41. Shami, La evolución de la historia árabe, 1997, págs.47, 54.
  42. Tabarsi, Mayma al-Bayan, 1406 H, página 829.
  43. Abu Jalil, Atlas al-Tarij al-Arabi al-Islami, 1423 H, página 25; Abu Jalil, Atlas del Corán, 1423 H, página 157.
  44. Ibn Asir, Al-Kamil fi al-Tarij, volumen 1, página 429.
  45. Samhudi, Wafa al-Wafa, Vol. 1 y 2, pág. 129.
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