Qibla
La Qibla (en árabe: القبلة, en español: orientación ) es un término islámico que hace referencia a la Kaaba, el lugar hacia el que los musulmanes realizan sus oraciones. La primera Qibla de los musulmanes, desde el principio del Islam hasta el segundo año de la Hégira (623 D.C.) fue Masyid al-Aqsa en Jerusalén, Palestina. Sin embargo, con la revelación del versículo 144 de la Sura al-Bagarah, los musulmanes cambiaron su Qibla hacia la Kaaba, en La Meca. La mayoría de los historiadores sostienen, que esto ocurrió mientras el Profeta Muhammad (PBD) estaba rezando en la Mezquita de Dhul-Qiblatain en Medina.
En la Jurisprudencia Islámica, la Qibla tiene una posición especial, ya que es una obligación que las oraciones obligatorias se realicen hacia la dirección de la Qibla. Por otra parte, la Qibla es una condición importante que aparece definida en las reglas islámicas; acerca de casos como: los moribundos, muertos y el sacrificio islámico de los animales.
El cambio de la primera Qibla
Durante los primeros años después de la aparición del Islam, el Profeta (PBD) realizaba sus oraciones en la dirección de Masyid al-Aqsa en Jerusalén, aunque esperaba personalmente una revelación divina relativa al cambio de Qibla, para que pudiera rezar en dirección a la Kaaba. Esta revelación, dio lugar después de la emigración del Profeta (PBD) a Medina, cuando la aleya 144 de la Sura al-Bagarah fue revelada:
- “Vemos que, a veces, tornas tu rostro hacia el cielo. Así que te volveremos hacia una Qibla que te satisfaga. Vuelve, pues, tu rostro hacia el Masyid al-Haram, y donde quiera que estéis, volved vuestros rostros en dirección a ella. Ciertamente, aquellos a quienes les fue dado el Libro (celestial) saben con certeza que esto es la Verdad procedente de vuestro Señor. Y Dios no está desatento de lo que hacen.” (Corán, 2: 144)
Las exégetas del Corán dicen, que esta aleya fue revelada 6[1] ó 19[2] meses después de la inmigración a Medina. Se ha reportado, que esta aleya descendió mientras que el Profeta (PBD) estaba rezando en la Mezquita de Banu Salima[3] en el noroeste de Medina. Es por lo tanto; que esta Mezquita fue conocida como Masyid Dhu-Qiblatain (Mezquita de dos Qiblas).[4]
Leyes prácticas relacionadas con la dirección de la Qibla
En la Jurisprudencia Islámica, hay algunas cuestiones y prácticas que se deben realizar en la dirección de la Qibla:
Oraciones Obligatorias
Las oraciones obligatorias y los actos relacionados a ellas, deben ser realizados en la dirección a la Qibla; es decir, la persona debe estar orientada hacia la dirección de la Kaaba en el momento de su realización.
El moribundo y los rituales fúnebres
- El Muribundo: en el momento de la agonía, se debe acostar al moribundo sobre sus espaldas, extendiendo sus piernas hacia la dirección de la Qibla.
- La Oración fúnebre: es obligatorio para el orante realizar la oración del difunto orientándose hacia la dirección de la Qibla. En el momento de la realización de esta oración, el difunto debe estar acostado sobre sus espaldas, frente de los orantes, de modo que su cabeza esté colocada hacia la derecha de los orantes y sus piernas estén hacia la izquierda de los orantes.
- El Entierro: Hay que colocar el cuerpo del difunto en la tumba sobre su lado derecho, de modo que la parte delantera de su cuerpo se oriente hacia la Qibla.
El sacrificio de animales
La degollación (ritual del sacrificio) de los animales debe realizarse hacia la Qibla.
Circunstancias en las que es recomendable observar la dirección de la Qibla
Es recomendable estar orientado hacia la dirección de Qibla en las siguientes circunstancias:
- Al recitar una súplica;
- Al recitar el Corán;
- En el momento de pronunciar Dikr;
- En el momento de realizar los actos recomendables después de la oración;
- Al realizar la prosternación de agradecimiento (La prosternación que se realiza para agradecer a Dios);
- Al realizar la prosternación obligatoria requerida por algunas aleyas del Corán;
- En general, mientras la persona está sentada o acostada.
Circunstancias en las que está prohibido orientarse hacia la dirección de la Qibla
En el momento de orinar y defecar las partes delanteras o traseras del cuerpo no deben estar orientadas hacia la dirección de la Qibla.
Circunstancias en las que es desaconsejable orientarse hacia la dirección de la Qibla
- Durante una relación sexual.
- En general, en el momento de la realización de cualquier acción que sea incompatible con la dignidad de la Qibla.
Las vías para descubrir la dirección de la Qibla
- La persona puede actuar de acuerdo con su propia certeza acerca de la dirección de la Qibla.
- Se puede actuar según la palabra de dos personas justas quienes conocen la dirección de la Qibla.
- Está permitido, descubrir la dirección de la Qibla mediante evidencias científicas o señales visibles.
- De no ser posible ninguno de los métodos antes mencionados, el orante puede actuar según su propia opinión, por ejemplo; si está en un país islámico, puede descubrir la dirección de la Qibla según la orientación de las tumbas o las hornacinas de las Mezquitas.
- Cuando no hay ninguna vía para descubrir la dirección de la Qibla y el orante no tiene ninguna idea acerca de ello, puede hacer la oración hacia cualquier dirección que desee. Sin embargo, la precaución recomendable en este caso es realizar la oración repitiéndola hacia cuatro direcciones diferentes.
Es de hacer notar; que hoy en día, gracias a los diversos instrumentos y facilidades que están a nuestra disposición, es posible descubrir fácilmente la dirección de la Qibla. Por ejemplo, la ubicación del Sol en el cielo, las brújulas, la ubicación de los mares y océanos, los mapas de Google y las aplicaciones de celulares y computadoras pueden ser de utilidad a este respecto.
Referencias
Bibliografía
- Sagrado Corán.
- Tabataba'í, Muhammad Husain, Al-Mizan, Beirut, 1393 hégira lunar.
- Ibn Saad, al-Tabaqat al-Kubra, Beirut, 1418 hégira lunar.
- Ahmad Ibn Ya'qub, Tarij Ya'qubi, Beirut, 1415 hégira lunar.
- Al-Tabari, Yame' al-Bayan, Beirut, 1415 hégira lunar.
Las traducciones de las aleyas del Corán usadas en este artículo son propias del traductor y no tienen la misma exactitud del texto original del Sagrado Corán. |